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Tres puntos ciegos en la carrera de un manager: cómo prevenir su impacto negativo

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5 minutos de lectura
puntos ciegos manager

¿Sientes que lo estás haciendo muy bien en tu trabajo pero el ansiado ascenso sigue sin llegar? ¿Estás preparado para asumir nuevas responsabilidades pero ves cómo, una y otra vez, son tus compañeros y compañeras de trabajo a quienes les confían las tareas más importantes? Si te sientes identificado por esto, es posible que estés sufriendo los efectos de alguno de los puntos ciegos de un manager. 

Un punto ciego profesional es un comportamiento o un hábito que realizas de forma totalmente inconsciente, del que tú quizá ni te hayas dado cuenta, pero que los demás sí que ven.

Estos puntos ciegos de manager pueden ser precisamente los responsables de obstaculizar tu carrera y si no se abordan, podrían llegar a dar al traste con ella o, al menos, a ralentizarla más de lo debido.

La buena noticia es que es muy posible que ese punto ciego se pueda mejorar mediante unos pequeños cambios y ajustes en tu comportamiento o en tu actitud, cambiando automáticamente el rumbo de tu carrera hacia una mejor trayectoria.

A continuación hablaremos de tres ejemplos de puntos ciegos que suelen darse con gran asiduidad en el mundo profesional de los managers. 

Punto Ciego 1. Creer que “hacer mucho” te llevará al éxito profesional

Eres un devorador de listas de tareas. Eres capaz de presentar resultados impecables en unos minutos cuando otros tardan dos días en hacer lo mismo. Eres el mejor organizando proyectos complejísimos…

Si bien la productividad es muy importante para el éxito profesional, deberías intentar que no te encasillen como un trabajador o trabajadora cuya mayor contribución a la compañía es tener en cuenta y hacerse cargo de cada detalle.

En lugar de esforzarte por ser un simple “hacedor”, deberías preocuparte por ser reconocido como un “gestor”, alguien capaz de pensar a lo grande, de comunicarse de manera persuasiva y de inspirar a los demás.

Para salir del círculo vicioso que te retiene en esa posición, debes mirar más allá de los detalles y prestar atención a las personas.

Deja de creer que tu valor se basa únicamente en tu producción tangible y tus impresionantes habilidades técnicas. En cambio, piensa que tu impacto en la organización será más importante si te centras en cosas como cuán bien puedes tratar, influir y motivar a los demás.

Cambia tu enfoque de lo táctico a lo estratégico. Incorpora objetivos de alto nivel cuando hablas con tus superiores para demostrar que tienes una visión clara del panorama general de la empresa.

No te limites a informar o ser informado rápidamente en las reuniones. Tómate tu tiempo para contribuir a las mismas con tus ideas y perspectivas únicas, basadas en tu experiencia y conocimiento del campo. De esta manera, demostrarás a los demás que puedes aportar mucho valor en una conversación y que eres un líder intelectual nato.

Ten en cuenta que no todas las solicitudes o problemas requieren tu atención inmediata y personal. Aprende a priorizar aquello que te haga avanzar a ti y a tu equipo, y domina el arte de delegar. Esto no solo te dará más tiempo para perfeccionar tus habilidades de liderazgo, sino que también contribuirá al crecimiento profesional de los miembros de tu equipo.

Por último, implícate en proyectos o iniciativas que resalten diferentes conjuntos de habilidades. De esta forma, tus compañeros y compañeras te verán como un líder integral y, al hacerlo, comenzarás a cambiar la percepción errónea de que aún no estás listo para avanzar.

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Punto ciego 2. Esperar que tu equipo trabaje a tu ritmo

Quizá tienes la capacidad de trabajar al máximo rendimiento durante horas y horas, sin embargo, si esperas que todos los miembros de tu equipo o tus compañeros trabajen al mismo ritmo que tú, esta ventaja puede convertirse en un obstáculo. No te interesa tener la reputación de ser una persona que deja atrás a todos los demás.

Para minimizar este punto ciego profesional, debes estar atento a señales de que las personas a tu alrededor se están cansando o se sienten frustrados con tu ritmo y están disminuyendo deliberadamente la velocidad. Observa si hacen preguntas como “¿Nos tomamos un descanso?” o “¿Hacemos una pausa para recapitular?” Si percibes algo así, pregúntales qué necesitarían para sentirse mejor.

Considera también cómo estableces los plazos. ¿Son urgentes todos los proyectos o puedes reclasificar algunos de ellos? Frena un momento y piensa en lo que realmente es necesario y en lo que no teniendo en cuenta las capacidades y el ritmo de tu equipo.

Si puedes relajar un poco el ritmo, seguramente obtendrás más cooperación de tus empleados y empleadas cuando realmente necesites algo de manera urgente.

El éxito no siempre está relacionado con trabajar a toda velocidad. Valorar el equilibrio y el bienestar de tu equipo es fundamental para mantener un ambiente de trabajo saludable y productivo. Aprende a adaptar tu ritmo y expectativas según las necesidades y capacidades de los demás, brindando apoyo y recursos adecuados para que puedan rendir al máximo.

Recuerda que liderar no se trata solo de imponer tu propio ritmo, sino también de guiar, motivar y fomentar el crecimiento de los demás. A medida que aprendas a gestionar tus puntos ciegos de manager y a considerar el impacto de tu ritmo de trabajo en los demás, te convertirás en un líder más efectivo y respetado.

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Punto ciego 3. Actuar constantemente con una actitud pesimista 

Mencionar los posibles obstáculos y riesgos de un proyecto puede ser muy valioso durante las discusiones en equipo. Sin embargo, si constantemente desempeñas ese papel sin darte cuenta, puedes desarrollar una reputación de aguafiestas. En lugar de aportar valor, comenzarás a parecer alguien que no coopera y solo complica las cosas.

Aunque sea parte de tu trabajo asegurarte de que todo vaya bien, es importante entender que es necesario que levantes la bandera roja todo el tiempo. Aprende a reconocer cuándo es apropiado ejercer presión sobre tu equipo y cuándo es mejor relajarse.

Además, enfócate en ser un apoyo para los demás. Intenta pensar en alternativas que sean beneficiosas para todos y mantén la mente abierta para llegar a conclusiones en las conversaciones, no solo a plantear dudas. En última instancia, deseas ser persuasivo, no polémico.

¿Cómo saber si tenemos puntos ciegos?

No podemos resolver un problema si no somos conscientes de su existencia, así que no nos queda otra que preguntar. Lo mejor es acudir a colegas, compañeros de trabajo y clientes de confianza para tener una retroalimentación sincera. Y realmente cualquier persona que pueda ofrecernos una perspectiva externa sobre cómo trabajamos y ayudarnos a identificar los puntos ciegos de manager que nos están frenando.

Es posible que pedir este feedback nos dé un poco de respeto, pero si queremos avanzar en nuestra carrera, debemos aprender a aceptar las críticas para identificar las áreas en las que necesitamos mejorar y ser más conscientes de nuestro impacto en los demás. Si trabajamos en reducir nuestros puntos ciegos, estaremos avanzando hacia un futuro más exitoso.

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Periodista freelance de Barcelona especializado en economía, tecnología, lifestyle, cultura y relaciones. Fue Director editorial de Vice España y su trabajo ha aparecido en medios como El País, El Periódico de España, S Moda, Vice y Yorokobu, entre otros.

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