Pedir una pausa en el trabajo sin renunciar suena como la solución perfecta: tiempo para estudiar, atender un tema personal o simplemente parar sin cerrar la puerta del todo. A eso suele llamársele excedencia laboral. En México, sin embargo, este tipo de pausas no funcionan como en otros países
Aquí no existe una figura legal que las regule de forma general ni que obligue a la empresa a concederlas con reserva de puesto, salario o antigüedad. Por eso, antes de aceptar, rechazar o negociar una pausa laboral, es clave entender qué contempla la ley, qué queda fuera del marco legal y qué implicaciones tiene para la organización.
En este artículo revisamos el contexto en México y los puntos que cualquier empleador debería tener claros antes de formalizar un acuerdo de este tipo.
Qué contempla (y qué no) la ley laboral en México
En México, la Ley Federal del Trabajo (LFT) sí establece con bastante claridad en qué casos una persona trabajadora puede ausentarse sin que eso implique la terminación de la relación laboral. Estos supuestos están ligados a causas específicas y bien delimitadas, no a pausas abiertas o discrecionales.
Por ejemplo, la ley reconoce:
- Vacaciones obligatorias y su disfrute anual (arts. 76 al 81, LFT).
- Días de descanso semanales y feriados oficiales (arts. 69 al 75, LFT).
- Incapacidades médicas derivadas de enfermedad o riesgo de trabajo, reguladas en conjunto con la Ley del Seguro Social.
- Licencias por maternidad y paternidad (art. 170 y art. 132, fracc. XXVII Bis, LFT).
- Permisos especiales previstos en la ley o en contratos colectivos, como cuidados médicos o situaciones específicas.
Fuera de estos supuestos, la LFT no contempla como derecho general una figura llamada excedencia laboral o excedencia voluntaria. Es decir, no existe una disposición que permita suspender el contrato por razones personales (estudio, viaje, proyectos propios o descanso prolongado) con garantía automática de reserva del puesto, conservación del salario o antigüedad.
Desde el punto de vista legal, esto es muy importante para las empresas ya que cualquier pausa prolongada que no esté expresamente prevista en la ley no es obligatoria. Si se concede, lo es por acuerdo entre las partes, no por mandato legal. En consecuencia, tampoco existe una obligación de mantener intactas las condiciones laborales durante ese periodo, salvo que así se pacte por escrito.
Por eso, en México, las ausencias con respaldo legal están ligadas a causas concretas. La llamada excedencia laboral, los permisos sabáticos o las pausas personales prolongadas (comunes en otros países con marcos normativos distintos) no forman parte de los derechos laborales garantizados. Para la empresa, aceptarlas implica una decisión discrecional que debe evaluarse y documentarse con cuidado.
Excedencia laboral en México: qué puede negociar la empresa (y bajo qué condiciones)
Aunque la excedencia laboral no está reconocida como un derecho en México, en la práctica muchas empresas se enfrentan a solicitudes de pausa prolongada. Cuando esto ocurre, la clave no está en decir sí o no de inmediato, sino en definir con claridad qué está dispuesta a conceder la organización y bajo qué reglas.
Al no existir una obligación legal, cualquier pausa de este tipo debe entenderse como un acuerdo excepcional, sujeto a condiciones específicas y documentadas.
Definir el tipo de pausa desde el inicio
Desde la perspectiva de la empresa, es importante nombrar correctamente el acuerdo. No se trata de una “excedencia” en sentido legal, sino de:
- Permiso no remunerado
- Licencia especial
- Pausa voluntaria por mutuo acuerdo
Esta distinción ayuda a evitar interpretaciones erróneas y deja claro que no hay suspensión automática del contrato ni derechos implícitos más allá de lo que se pacte.
Establecer por escrito fechas y condiciones claras
Uno de los mayores riesgos para la empresa es dejar estos acuerdos en lo verbal. Cualquier pausa debe documentarse, incluyendo:
- Fecha de inicio y término.
- Condiciones de reincorporación, si es que se contempla.
- Aclaración expresa sobre si existe o no reserva del puesto.
- Escenarios alternativos: regreso a un puesto similar, reubicación o no reincorporación.
Esto reduce conflictos futuros y protege a ambas partes.
Aclarar el impacto en salario, prestaciones y antigüedad
Otro punto crítico es dejar claro qué se suspende durante la pausa. En este tipo de acuerdos:
- No hay pago de salario.
- No existe obligación de cotizar ante la seguridad social.
- Las prestaciones pueden verse afectadas.
- La antigüedad laboral no necesariamente se conserva, salvo pacto expreso.
Para la empresa, esta claridad evitará reclamos posteriores por derechos que la ley no reconoce en estos casos.
Anticipar escenarios de no retorno
Un aspecto que suele omitirse, y que genera problemas, es qué ocurre si la persona decide no regresar. Desde el lado organizacional, conviene dejar por escrito:
- Si la relación laboral se considera terminada al final de la pausa.
- Qué sucede con los beneficios pendientes.
- Cómo se documenta la salida si no hay reincorporación.
Resolver esto desde el inicio evita vacíos legales y decisiones improvisadas.
Solicitar tiempo suficiente para planear la cobertura
Finalmente, la empresa puede, y debe, exigir un aviso previo razonable. Las pausas prolongadas impactan la operación y la carga de trabajo en los equipos. Contar con semanas o meses de anticipación permite:
- Planear reemplazos temporales.
- Redistribuir funciones.
- Evitar sobrecargas internas.
Este tipo de acuerdos son válidos únicamente si ambas partes los aceptan, pero es importante subrayar que la empresa no está obligada legalmente a concederlos. La decisión debe evaluarse caso por caso, considerando impacto operativo, precedentes internos y la capacidad real de documentar y dar seguimiento a la pausa.
Riesgos comunes de una excedencia laboral mal gestionada en la empresa
Aceptar una excedencia laboral o una pausa voluntaria prolongada, puede parecer una decisión flexible y bien intencionada. Sin embargo, cuando estos acuerdos no se gestionan de forma ordenada, suelen convertirse en un foco de conflictos operativos y legales para la empresa.
A continuación un recuento de los riesgos más comunes:
El acuerdo existe, pero nadie sabe exactamente cuál
Todo quedó “hablado”. No hubo mala intención, pero tampoco un documento formal. Meses después, la persona quiere regresar y cada parte recuerda algo distinto: fechas, condiciones, incluso si el puesto estaba reservado o no.
En ese punto, la empresa ya no está negociando una pausa, sino resolviendo un conflicto que nace de la falta de claridad inicial.
Fechas abiertas y regresos sin reglas claras
Aquí el problema no es la pausa, sino la ambigüedad. Cuando no se define un inicio y un cierre, la operación se queda en pausa también.
Ejemplos comunes:
- No se sabe si la posición debe cubrirse o no.
- El regreso se asume automático, aunque nunca se pactó.
- RR. HH. toma decisiones sin un marco claro y luego debe justificarlas.
Documentos dispersos que nadie encuentra cuando hacen falta
Este riesgo suele pasar desapercibido, hasta que explota y ya no hay nada que hacer. La información existe, pero está fragmentada:
- una solicitud por correo,
- un acuerdo en PDF,
- una condición que solo quedó en una llamada.
Cuando hay una auditoría, cambio en el equipo de RR. HH. o un desacuerdo, la empresa no puede reconstruir fácilmente qué se pactó y bajo qué condiciones.
El equipo opera con suposiciones
Mientras el acuerdo vive solo en RR. HH., el resto de la organización improvisa. Algunas consecuencias comunes:
- Sobrecarga de trabajo en el equipo inmediato.
- Problemas entre áreas por responsabilidades mal repartidas.
- Decisiones operativas tomadas “mientras regresa”, que luego se vuelven permanentes sin planearlo.
Reclamos por derechos a excedencia laboral que nunca se prometieron
Este es el riesgo más sensible pues, cuando no se explica desde el inicio qué implica la pausa, aparecen expectativas que la empresa no puede, ni está obligada legalmente a cumplir.
No porque la persona actúe de mala fe, sino porque:
- No se aclaró el impacto en salario
- No se habló de antigüedad
- No se explicó la suspensión de cotización o prestaciones
La ausencia de límites claros suele interpretarse como un derecho adquirido.
Gestionar una excedencia laboral en México requiere más que buena voluntad. Centralizar acuerdos, documentar condiciones, definir flujos de aprobación y dejar un historial claro permite a la empresa ofrecer flexibilidad sin perder control ni exponerse a conflictos innecesarios.
¿Cómo tener flexibilidad y excedencia laboral sin perder el control?
Las pausas laborales, como una excedencia laboral, ponen a prueba la forma en que una empresa gestiona acuerdos fuera de lo habitual. No son vacaciones, no son incapacidades y tampoco están reguladas como un derecho en México. Por eso, cuando se presentan, el verdadero reto no es decidir si se aceptan, sino cómo se documentan, se comunican y se sostienen con el tiempo.
Con Factorial, estos acuerdos no dependen de correos sueltos, archivos dispersos o interpretaciones distintas, meses después. Todo queda registrado en un solo lugar, con información clara y trazable, lo que reduce errores y evita conflictos innecesarios.
- Centraliza las solicitudes de permisos especiales y pausas laborales, sin procesos manuales.
- Deja constancia clara de los acuerdos con firma digital, documentos seguros e historial accesible.
- Mantiene el control sobre normativas internas y externas mediante trazabilidad.
- Ordena la comunicación interna con aprobaciones, notificaciones y seguimiento de ausencias.
- Conserva la información clave del empleado, como antigüedad, beneficios e historial laboral.
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Preguntas frecuentes sobre excedencia laboral
¿Cómo funciona la excedencia laboral?
Depende del país y su normativa. En contextos con ley de excedencias, el trabajador puede interrumpir temporalmente su contrato — por razones personales, estudios, cuidado familiar, etc. — con derecho a reserva de puesto o reingreso. En México, sin embargo, esa figura no está regulada como derecho general: solo las ausencias previstas por la ley son obligatorias; cualquier otra pausa debe negociarse con la empresa.
¿Qué pierdes con una excedencia?
Generalmente: salario, prestaciones, cotizaciones a la seguridad social, antigüedad, derecho a vacaciones, continuidad del contrato. Si se llega a un acuerdo, algunas empresas podrían garantizar ciertos derechos — pero esto no está asegurado por ley.
¿Qué es mejor: pedir excedencia o baja voluntaria?
Depende de tus objetivos:
- Excedencia: útil si esperas regresar, necesitas tiempo puntual y hay posibilidad de acuerdo. Pero no hay garantía legal.
- Baja voluntaria: es definitiva, renuncias al contrato. Pierdes antigüedad, prestaciones, posibilidad de retorno — salvo que te recontraten con nuevos términos.
¿Cuánto tiempo dura una excedencia en el trabajo?
No hay una duración legal fija en México para una “excedencia voluntaria”, porque no está regulada. Si la empresa acepta una pausa, la duración dependerá del acuerdo entre ambas partes. En países con regulación, las normativas pueden definir mínimos y máximos — por ejemplo, de 4 meses a 5 años para excedencia voluntaria en ciertos casos.

