Según la psicóloga Elaine Aron entre el 15% y el 20% de la población es altamente sensible (PAS), su descubrimiento es relativamente reciente: Aron lo dio a conocer en 1996 en el libro The Highly Sensitive Person: How to Thrive When the World Overwhelms You. Sin embargo, no ha sido hasta hace unos años que el término se ha popularizado y se ha avanzado más en su estudio.
A menudo, las personas PAS han sido acusadas de “sentir demasiado”, pero la alta sensibilidad es mucho más que eso. Hablamos con Anna Romeu, psicóloga Especialista en gestión emociona y de crisis, experta en PAS y autora del libro Soy sensible, y Antonio Chacón, Investigador Científico y Secretario General de la Asociación de Psicólogos y Profesionales de la Alta Sensibilidad PAS España, para conocer más a fondo este rasgo de la personalidad y aprender a gestionar la alta sensibilidad en el trabajo.
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¿Qué significa ser PAS en el trabajo?
Hay cierta tendencia a confundir la alta sensibilidad con la hipersensibilidad, sin embargo, no son lo mismo: mientras que la alta sensibilidad no implica una mala gestión de las emociones, la hipersensibilidad conlleva una gestión deficiente de las mismas. La alta sensibilidad tampoco es un trastorno psicológico, ni sinónimo de introversión o susceptibilidad, sino “un rasgo de personalidad caracterizado por emociones intensas y un pensamiento profundo”, explica Antonio Chacón.
Además de esto, tal y como detalló la doctora Aron en su libro, hay cuatro factores claves que definen la alta sensibilidad: el procesamiento profundo (es decir, rumiar los problemas y dar muchas vueltas antes de pasar a la acción), la sobreestimulación (la tendencia a saturarse cuando hay que procesar mucha información), una profunda emocionalidad que aflora con facilidad y la capacidad de percibir las sutilezas o el estado emocional de otras personas (este último muy ligado a la empatía).
Todo esto, unido al desconocimiento que hay alrededor de la alta sensibilidad, hace que sea necesario aprender a gestionar este rasgo en nuestro día a día, haciendo hincapié en espacios que pueden suponer auténticos desafíos para personas PAS, como los entornos laborales, donde es habitual que coincidan varios factores que pueden afectarles especialmente.
Retos a los que se enfrentan las personas PAS en el trabajo
Los retos a las que se enfrenta una persona PAS son prácticamente los mismos a las que se enfrenta cualquier trabajador o trabajadora, explica Chacón. Estos “derivan de la interacción de los diversos factores psicosociales, como el ambiente donde se ejecutan las tareas, la propia tarea a realizar o las condiciones de organización”. Por otro lado, cada miembro del equipo tiene unas expectativas y necesidades distintas y unas condiciones personales que aporta a la organización por lo que “todo ello puede repercutir en el rendimiento, en la satisfacción y en la salud del equipo, por lo que es muy importante trabajar este mapa de interacciones, conocer cuáles afectan más y trabajar para que los factores no se conviertan en riesgos psicosociales”, continúa la experta.
Ahora bien, no hay que olvidar que la alta sensibilidad es un rasgo de personalidad que, mal gestionado, puede desencadenar situaciones complicadas de manejar. Por ejemplo, tal y como hemos visto, las personas con alta sensibilidad presentan mayor capacidad empática y mayor percepción de determinados estímulos sensoriales. “La capacidad empática llevada al extremo puede causar fatiga compasiva en profesionales dedicados a las personas”, detalla Chacón, y la sobreestimulación sensorial y emocional puede saturar su sistema nervioso, desembocando en bloqueo mental y estrés.
Nada que no se solucione tomando las precauciones oportunas, como un tiempo de descanso o protegiéndose de emociones negativas. Veamos qué otras medidas pueden adoptar las personas PAS en el trabajo para evitar verse sobrepasadas y las empresas para gestionar la alta sensibilidad en el entorno laboral.
Cómo cuidar el entorno laboral si eres PAS
El espacio de trabajo y las condiciones laborales son importantes para cualquier trabajador o trabajadora, pero para las personas PAS pueden convertirse en decisivas ya que marcan la diferencia entre estar bien o, si no se gestionan adecuadamente, experimentar ansiedad o burnout. Anna Romeu da unas sencillas pautas para que las personas altamente sensibles consigan adaptarse mejor a su entorno laboral.
- Tener una buena iluminación, con luz natural si es posible.
- Fomentar el buen ambiente entre compañeros.
- Evitar estímulos sensoriales aversivos como olores o ruidos fuertes.
- Poder tomar descansos durante el trabajo para favorecer la regulación personal.
- Cuidar la salud física y mental: respetar horarios y alimentación.
- Poder desconectar fuera del trabajo.
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En general, explica la experta, “las personas PAS tienen un especial funcionamiento a nivel sensorial y emocional, dos aspectos que tenemos que tener en cuenta y cuidar más en el entorno laboral”. En definitiva, “todo el mundo trabaja mejor en un entorno tranquilo, pero los PAS llegan al estrés mucho más rápido” por lo que es esencial tener bajo control desde el entorno físico (que sea lo más tranquilo posible, que no haya una mala iluminación ni mucho ruido) hasta el nivel emocional (evitar ambientes con mucha competitividad, con estrés o agresividad).
¿Hay profesiones que se adaptan mejor a personas PAS?
Romeu hace hincapié en que “ser PAS solo es un rasgo de la personalidad y en cada persona interactúan varios rasgos de la personalidad a la vez”, por lo que no todas las personas PAS son iguales, lo mismo que tampoco lo son las personas tímidas. La personalidad está conformada por decenas de rasgos, como piezas de un puzzle, y la alta sensibilidad supondría tan sólo una pieza más.
Teniendo en cuenta lo anterior, la duda de si hay determinadas carreras que se adapten mejor a las personas altamente sensibles parece razonable. Romeu opina que no hay ningún trabajo que sea per se más adecuado, pero las personas PAS sí necesitan que su desempeño tenga un “significado profundo”, por lo que es aconsejable que los objetivos laborales estén ligado a los valores personales.
Como no siempre existe la posibilidad de poder elegir, la experta recomienda aprender a demandar lo necesario para poder trabajar a gusto (espacios con más luz o menos ruidos). Romeu, que está intentando acuñar el término PAS Friendly Company para conseguir que las compañías se adapten a los trabajadores altamente sensibles, alerta de que los trabajadores y trabajadoras PAS corren el riesgo de coger más bajas porque pueden experimentar periodos de ansiedad que se podrían evitar con cambios relativamente sencillos.
La otra cara de la moneda, tal y como explica Antonio Chacón, es que este rasgo de la personalidad puede convertirse en una fortaleza si el trabajador o la trabajadora gana autoestima, “se siente realizado con las funciones que desempeña en la compañía y aplica de forma correcta su creatividad y su gran capacidad empática”. Él opina que los PAS trabajan muy bien en tareas donde es necesario cumplir protocolos y que muchas de ellas buscan trabajos en las artes plásticas, en la música o las artes escénicas, ya que en estos ámbitos pueden desarrollar su creatividad y crecer profesionalmente.
“También se caracterizan porque buscan trabajar al servicio de otras personas; por ejemplo, nos encontramos muchos profesionales de la salud y profesionales del ámbito educativo, ya que a muchas PAS les encanta trabajar con jóvenes, para ayudar a que florezcan personalmente”, concluye.
Soy PAS, ¿debería contarlo a mis compañeros o en una entrevista?
Otra duda que nos puede asaltar es si comunicar a nuestro equipo que somos PAS, algo que, para Anna Romeu, no sería necesario. “No soy partidaria de ir con un cartelito por delante, igual que no decimos si somos o no extrovertidos tampoco es necesario decir que somos PAS”. Para la psicóloga, si formamos parte de un equipo abierto y tolerante, este rasgo no debería pasar desapercibido ante los demás.
Al mismo respecto, Antonio Chacón opina de forma parecida y añade que “en el lugar de trabajo se pasan muchas horas y el buen compañerismo ayuda a la persona altamente sensible a descubrir su rasgo ante los demás”. ¿Y si estamos en una entrevista de trabajo? “No es algo que se comente tal cual, pero si se puede decir que se tienen cualidades como ser capaz de fijarse en los detalles, ser una persona perfeccionista y observadora, o poseer una gran capacidad para entender y ponerse en la piel del otro”, apunta Chacón, que explica que desde su asociación se está trabajando para que los departamentos de Recursos Humanos (RR.HH.) conozcan mejor la alta sensibilidad y busquen profesionales que cuenten con este rasgo ya que pueden aportar muchas fortalezas a las compañías.
Fortalezas que puede aportar una persona PAS a tu equipo de trabajo
Contar con un trabajador o trabajadora PAS en el equipo puede tener muchos beneficios, tal y como argumenta Chacón, “las PAS generalmente son personas perfeccionistas, les gusta entregar un trabajo bien hecho, del que puedan sentirse orgullosas. Son personas empáticas, por lo que en los casos que adopten el rol de líder de equipo, toman una forma de liderazgo beneficiosa para todos los miembros del equipo”. Además, las personas con alta sensibilidad también destacan por ser organizadas y creativas, por lo que, desde el punto de vista de RRHH puede aportar muchas fortalezas en una compañía ya que son capaces de cohesionar al resto de compañeros gracias a su empatía. Una persona PAS bien enfocada sabe liderar equipos desde el sentido positivo además de que su mayor sensorialidad le permite ser más rápida en detectar los futuros problemas de la compañía y plantear posibles soluciones, señala Romeu.
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Como ves, ser PAS puede plantear grandes desafíos en el entorno laboral, pero también puede resultar muy satisfactorio si aprendes a gestionarlo de manera adecuada. Solo debes demandar aquello que necesitas, evitar situaciones que puedan resultar estresantes y enfocarte en todo lo que te apasiona, que seguro que es mucho. Por no hablar de las ventajas que puede suponer contar con una persona PAS en tu equipo: empatía, cohesión y compromiso a largo plazo.
