Insomnio, dolor en el pecho y taquicardias fueron tan solo algunos de los síntomas que Avelina experimentó al sufrir ataques de ansiedad ocasionados por el alto estrés laboral al que estuvo sometida por más de un año. La joven, de 28 años, trabajó en un medio de comunicación en donde además de no contar con ninguna prestación de ley al tener contrato por honorarios, padeció malos tratos, humillaciones y un sin fin de exigencias que eran casi imposibles de cumplir, relata la mujer en entrevista con Factorial.
“Mi cargo era de asistente general y la relación con mi jefe fue muy difícil, siempre había problemas, siempre había conflictos y sentía que nada era suficiente, además él me decía cosas de que mi trabajo estaba mal”, apunta Avelina.
Aunque el estrés laboral existió a lo largo del tiempo que trabajó en el medio, fue cuando renunció que los ataques de ansiedad se hicieron más presentes. A pesar de que Avelina ya no laboraba para la empresa, su jefe intentó obligarla a capacitar a la persona que se quedó en su puesto.
“Primero me mandó mensajes en un tono amable, casi como un favor, pero la verdad es que yo ya no trabajaba ahí, además de que ya estaba en un nuevo empleo y por los tiempos me era imposible capacitar a la nueva persona. Luego, la petición se convirtió en una exigencia”, desarrolla la mujer. “Me mandaba mensajes todo el día e incluso en la noche. Recuerdo que fue justamente una noche cuando mi ex jefe me escribió para decirme que me exigía enseñarle al chico nuevo cómo funcionaba todo”, agrega.
Esa noche, relata la periodista, no pudo dormir pues al recostarse sentía una sensación de ahogo que a lo largo de la madrugada se hizo más y más fuerte. Dolor de pecho, de cabeza y la sensación de que algo no estaba bien con ella fueron los sentimientos que experimentó por casi ocho horas.
Estos síntomas son típicos de los ataques de ansiedad que, si persisten, pueden convertirse en episodios de pánico que incluso pueden llegar a denominarse ansiedad incapacitante, detalla en entrevista con Factorial la doctora en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México, Adriana Hernández.
Las personas que han padecido estos episodios, indica la también académica e investigadora, refieren que los síntomas más comunes son la sudoración excesiva, la sensación de falta de aire y un sentimiento de angustia avasallante. La sensación es tal, que advierte la experta, incluso puede confundirse con un infarto.
“En algún momento pensé que me iba a morir porque de verdad me era imposible respirar bien”, recuerda Avelina, cuyo caso se suma al gran grueso de los trabajadores mexicanos que refieren haber padecido altos niveles de estrés. Así lo confirma una encuesta realizada por la empresa de reclutamiento OCC Mundial a 10,829 internautas a nivel nacional, en septiembre de 2021.
El estudio advierte que el 63% de participantes en la encuesta ha sufrido estrés laboral en los últimos 24 meses; de dicho total, el 23% dijo haber estado expuesto a dicho sentimiento todo el tiempo, 47% de manera ocasional y el 30% pocas veces. Por segmentos, las mujeres son las que más padecen de estrés laboral (65%), así como el grupo de edad que está entre los 30 y los 49 años (casi 70%).
El estudio detalla el impacto físico y psicológico que genera el estrés laboral en los encuestados, siendo la ansiedad como uno de los principales efectos, pues de quienes dijeron sentirse estresados, el 63% señaló padecer ansiedad, mientras que el 30% refirió tener depresión.
En cuanto al tipo de estrés que han experimentado, el 77% de los entrevistados comenta que ha sido agudo, es decir, que aparece y desaparece con rapidez por procesos nuevos, y el 23% dice ser crónico, es decir, que permanece por un tiempo más prolongado, que pueden ser semanas o meses.
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¿Cuándo llega a ser la ansiedad incapacitante?
Debido a los síntomas que Avelina experimentó a lo largo de una noche, la joven decidió pedir el día en su nuevo trabajo e ir al médico, quien tras revisar sus signos vitales y corroborar que sus niveles estuvieran bien la diagnosticó con ataques de ansiedad.
Al día siguiente, ya con un parte médico y una receta, la mujer decidió acudir a laborar; sin embargo, durante el trayecto tuvo otro episodio de ansiedad. “Sentía que se me salía el corazón, no podía caminar, pensé que me iba a desmayar y tuve que pedir ayuda a los policías del transporte público. Llegaron los paramédicos y me dijeron que tenía taquicardia. Ahí hicimos ejercicios de respiración y me calmé, así que el diagnóstico fue el mismo: crisis de ansiedad”, relata.
De acuerdo con Adriana Hernández, se puede considerar que estamos ante un trastorno de ansiedad incapacitante cuando ésta impide a las personas llevar a cabo su rutina diaria normal.
Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México, la ansiedad incapacitante aparece cuando se desarrolla trastorno de pánico, un tipo de ansiedad en el que las personas tienen ataques repentinos que se producen rápidamente y en ocasiones duran varios minutos en momentos repetidos de miedo intenso sin haber peligro aparente.
“En la tipo generalizada los individuos se preocupan por problemas comunes: salud, dinero, trabajo y la familia, pero sus inquietudes son excesivas y las tienen casi todos los días durante al menos seis meses”, detalla la casa de estudios.
“Cuando un ataque de ansiedad no te permite accionar, no te permite responder, podemos decir que estamos ante un cuadro de ansiedad incapacitante y se tiene que tratar, pero lamentablemente no suele ser parte de los cuadros por los que el seguro social o el sistema de salud te extienda un permiso formal de incapacidad”, señala Hernández, quien agrega que la salud mental sobre todo en tornos laborales es un factor que pocas veces es tomado como algo serio aunque realmente es un tema de alta importancia, que incluso influye en la productividad de los empleados.
Luego de estar por un periodo de tres meses a prueba, Avelina fue despedida de su trabajo, siendo el argumento principal el par de días que no laboró por tener ataques de ansiedad que le impidieron llegar a su trabajo.
“Puedo decir que el nivel de estrés que me ocasionó mi extrabajo y que se reflejó con mis crisis de ansiedad influyeron directamente en mi baja productividad en mi otro empleo. La verdad sí me deprimí después de que me despidieran. No le deseo a nadie tener crisis de ansiedad y pánico porque es un sentimiento horrible”, recuerda la joven.
¿Qué dice la legislación mexicana al respecto?
En octubre de 2018, el Gobierno de México publicó en el Diario Oficial de la Federación la Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo-Identificación, análisis y prevención.
De acuerdo con el documento, el objetivo de esta norma es establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo. La norma rige en todo el territorio nacional y aplica en todos los centros de trabajo.
La política de prevención de riesgos psicosociales es la declaración de principios y compromisos que establece el patrón para prevenir los factores de riesgo psicosocial, aquellos que causan una ansiedad incapacitante, y la violencia laboral, y para la promoción de un entorno organizacional favorable, con el objeto de desarrollar una cultura en la que se procure el trabajo digno o decente, y la mejora continua de las condiciones de trabajo. Cada centro de trabajo deberá elaborar su propia política, con base en las condiciones de su centro de trabajo y sus posibilidades, de forma que se instrumenten en acciones los compromisos que en la política se señalen.
En tanto, el entorno organizacional favorable se entiende como aquel en el que se promueve el sentido de pertenencia de los trabajadores a la empresa, la formación para la adecuada realización de las tareas encomendadas, la definición precisa de responsabilidades para los trabajadores del centro de trabajo, la participación proactiva y comunicación entre trabajadores; la distribución adecuada de cargas de trabajo, con jornadas de trabajo regulares conforme a la Ley Federal del Trabajo, y la evaluación y el reconocimiento del desempeño.
Aunque la norma considera la evaluación de las condiciones en la que se desarrollan las actividades; es decir ambiente de trabajo y condiciones de la organización del trabajo, en ningún caso se evalúa el estrés en el trabajador o su perfil psicológico.
Los centros de trabajo de hasta quince trabajadores están exentos de aplicar las evaluaciones, además de que la norma no cuenta con instrumentos para identificar o evaluar enfermedades mentales, lo cual, aseguran autoridades, está fuera de su alcance.
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Algunos datos sobre la salud mental de los trabajadores mexicanos
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE), la primera y única en su tipo realizada en 2021, en México, la principal preocupación de las personas productivas fue haberse quedado sin trabajo, un factor que afecta más que la expectativa de no poder cubrir los gastos del mes, sin embargo, y sobre todo anímicamente, incide, por ejemplo, el hecho de haber pedido prestado para sufragar gastos en algún momento de los últimos doce meses.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021, el 14.8% de la población adulta perdió su trabajo o negocio sin poder recuperarlo, además dos terceras partes de los casos no cotizaban en la seguridad social del país. Sin embargo, no existen datos de cuántas de estas personas padecieron ansiedad incapacitante.
“La expectativa de no poder sufragar los gastos del mes, indicador de pobreza subjetiva, afecta a 43.4% de la población adulta, en tanto que 11.3% manifestó incertidumbre al respecto. En algún momento del transcurso de los últimos doce meses más de un tercio de la población tuvo que pedir prestado para sufragar el gasto corriente de su hogar en cualquiera de los siguientes rubros: despensa, renta o alquiler, agua, luz gas o teléfono, colegiaturas y/o medicamentos”, detalla el estudio.