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Gestión del Talento

Administración por objetivos: cómo funciona en las empresas

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10 minutos de lectura
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¿Tu equipo trabaja mucho, pero los resultados no se reflejan? Esto es más común de lo que piensas y, muchas veces, no se trata de falta de trabajo, sino de dirección. La administración por objetivos (APO), es un modelo que propone que cada acción esté conectada con una meta clara y medible.  

Esta metodología, aplicada correctamente, transforma la manera en que las personas se organizan y colaboran dentro de una empresa. Puesto que representa una gran oportunidad para mejorar el enfoque individual y colectivo. También fortalece la comunicación entre líderes y equipos, al mismo tiempo que promueve la responsabilidad compartida y ayuda a evaluar el desempeño con mayor precisión. 

Pero si no sabes de qué se trata, ¡no te preocupes! En este artículo te contamos qué es la administración por objetivos, cuáles son sus beneficios y cómo puedes implementarla en tu empresa paso a paso.

¿Qué es la administración por objetivos?

La administración por objetivos es una metodología de gestión que tiene como intención alinear los objetivos individuales de las personas trabajadoras con los objetivos generales de la empresa. La colaboración es parte del ADN de esta técnica, porque de acuerdo con ella, el éxito de una compañía solo es posible en la medida en que  todas las personas que la conforman colaboren en la tarea. 

Pero claro, para eso, el talento necesita:

  • Conocer su lugar en la estructura organizacional.
  • Ver sus logros en relación con las principales prioridades de la empresa.
  • Entender cómo se articulan sus tareas y responsabilidades con las de los demás. 
  • Saber el impacto que tienen sus labores en los resultados que logra la compañía. 

Dicho de una forma más sencilla, la administración por objetivos busca que cada persona dentro de la empresa entienda hacia dónde va la organización y cómo su trabajo contribuye a ese rumbo. Cuando hay claridad y sentido de pertenencia, es mucho más fácil que las personas se sientan motivadas y comprometidas.

Además, este enfoque suele incluir sistemas de recompensas que reconocen el logro de metas. No se trata de alcanzar objetivos por cumplir, más bien es el hecho de generar un entorno donde el esfuerzo se valore y tenga consecuencias positivas para quienes lo hacen posible.

Otro punto clave de la APO es la evaluación continua. No basta con fijar metas y olvidarse del proceso: es necesario hacer revisiones periódicas para ver qué tan cerca están los equipos de sus objetivos y qué ajustes pueden hacerse a tiempo.

¿Cómo surgió el término administración por objetivos?

El término administración por objetivos (APO), que en inglés es conocido como Management by objectives (MBO), se popularizó en 1954 gracias al libro The Practice of Management de Peter F. Drucker. En él, Drucker propuso una nueva forma de gestionar organizaciones: una que diera dirección clara, pero también involucrara a las personas en la definición de sus propias metas. 

Lo revolucionario de su propuesta fue, justamente eso, plantear que los objetivos no debían imponerse desde arriba. Estos tenían que definirse, en conjunto, entre líderes y colaboradores. Esto, además de mejorar el compromiso, también fomentaba la claridad, responsabilidad y el trabajo en equipo. 

El autor, también habló de tres pilares que complementan esta forma de gestión: 

  1. Retroalimentación continua, para dar seguimiento real al desempeño.
  2. Recompensas alineadas con los logros, que reconocen el esfuerzo y los resultados.
  3. Enfoque en el crecimiento, tanto del negocio como de las personas que lo hacen posible.

Para los años noventa, la APO ya se había convertido en un estándar dentro de muchas grandes empresas alrededor del mundo.

¿Cuáles son las características de la administración por objetivos?

La administración por objetivos, más que una forma de organizar el trabajo, es una filosofía que transforma cómo se definen las metas, cómo se mide el rendimiento y cómo se conectan las personas con los resultados de la empresa. 

A diferencia de otras metodologías, aquí el enfoque se centra en alinear esfuerzos, promover la participación activa y medir lo que realmente importa.

A continuación te compartimos las principales características de esta metodología para que veas por qué tantas organizaciones la siguen adoptando hasta hoy.

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Un mismo fin para todos 

Tanto los objetivos  como las necesidades de la organización deben estar alineadas con la estrategia corporativa. Esto quiere decir que todas las áreas de la empresa deben trabajar persiguiendo un mismo fin. Aunque cada departamento tendrá sus propias características y conservará su interdependencia.

Lo que se intenta es eliminar el sistema de silos y propiciar la integración de equipos. Es decir, que todos puedan ver la visión general de la empresa. Para ello es importante que todos sepan en qué están trabajando los demás, cómo contribuyen al éxito de la organización y entiendan cómo sus objetivos individuales se alinean con la meta global del negocio.

Alto grado de participación

La APO necesita de todos, por ello, otra de sus características es la colaboración. El equipo completo está involucrado, en mayor o menor medida, en la toma de decisiones. Porque pueden decidir sobre sus propios objetivos. 

En este sentido, encontramos uno de los ejemplos de administración por objetivos más claros. La metodología podría funcionar así: 

  • Se le pide al empleado que establezca cierto número de metas personales que quiere alcanzar en el trabajo 
  • Las metas se discuten con el supervisor un nivel más arriba. 
  • Si los objetivos son demasiado imprecisos, el trabajador debe volver a trabajar en ello. 
  • Una vez aprobados, los objetivos se fijan por escrito.
  • Luego se hace un seguimiento y evaluación.

Está claro que el nivel de participación del colaborador es alto. Lo que también permite que este tenga más claridad sobre su labor y lo que se espera de su trabajo. 

Sentido de pertenencia 

Otra de las características de la APO se relaciona con el punto anterior, hablamos de la integración. Como ya vimos, este método de gestión busca garantizar el logro de los objetivos, tanto individuales como empresariales, creando para ello una relación coherente entre estas metas. 

¿Para qué? Para conseguir, en principio, que todos los miembros del equipo se integren con la organización. Al lograr este sentido de pertenencia, aumenta el compromiso y con ello los trabajadores pueden ser más productivos, es decir, tener un rendimiento superior. 

Metas tangibles

La administración por objetivos se caracteriza por apostar hacia un tipo de meta en particular. Se trata de objetivos específicos que permiten realizar una medición tangible de los alcances logrados

De esta manera, al implementar el método de la administración por objetivos, el liderazgo puede basar sus decisiones en datos reales y precisos. Eliminando las suposiciones o apreciaciones subjetivas de cada miembro del equipo. 

Además, el hecho de que las metas sean medibles también se debe a que tienen un plazo definido de antemano. Ejemplos de administración por objetivos en este punto podrían ser:

  • Reducir un 10% la tasa de rotación de empleados.
  • Aumentar la satisfacción del talento en un 20%.
  • Acortar el proceso de onboarding en los próximos 3 meses. 

Fuerte énfasis en la retroalimentación

Para terminar con el listado de características de la administración por objetivos tenemos que mencionar la importancia de la retroalimentación. En la APO el feedback es un proceso continuo. Los trabajadores reciben comentarios frecuentes sobre su desempeño. 

El fin que se persigue, en este caso, es establecer procesos de mejora continua. Haciendo ajustes que permitan acercar a los colaboradores al logro de sus metas y, con ello, a los resultados que necesita la empresa.  

¿Cuáles son las fases de la administración por objetivos?

Implementar la administración por objetivos no es solo establecer metas y esperar resultados. Esta metodología requiere un proceso bien estructurado que se desarrolla en varias etapas, cada una con un propósito específico para garantizar que los esfuerzos individuales realmente contribuyan al éxito colectivo.

Ahora te contamos cuáles son esas fases y qué ocurre en cada una para que la APO realmente funcione dentro de tu organización.

Definir los objetivos globales e individuales 

Como ya vimos, la administración por objetivos se centra en la definición de objetivos para alcanzar los resultados deseados por la empresa. Siempre se busca el éxito de la compañía, pero hay distintas formas de llegar a este. Uno de ellos es la APO.

Entonces, definir metas es la parte clave de este proceso. Y es, también, el punto de partida del resto de iniciativas que forman parte de este método. 

Para determinar los objetivos se necesita la participación de todo el equipo. En principio, el liderazgo de la organización puede definir las metas anuales, semestrales y trimestrales de la empresa. Luego, se le comunica a todas las áreas para que estén al tanto. Con base en ello definen sus propios objetivos. 

Así, las metas individuales de cada colaborador están unidas a las del área que pertenecen. A su vez, esta tiene metas que se vinculan a las de otras áreas, hasta llegar al fin de la cadena, que es la meta global del negocio. Muy vinculada a la visión y misión de la empresa. 

Establecer un plan de acción 

Claro que poner objetivos en un papel no es suficiente para producir resultados. Para traducir toda esta teoría en acciones concretas en el día a día, se necesita un plan de acción. Allí se deben reunir todas las pequeñas tareas que conducen a la organización hacia su objetivo final. 

Cada tarea puede involucrar distintos procesos, personas e incluso departamentos y todo ello influye en el progreso hacia los objetivos. Por eso, la recomendación en este punto es crear un plan de acción que involucre a todas las áreas y que permita el trabajo colaborativo entre ellas para que puedan avanzar en conjunto.

Hacer seguimiento continuo

A medida que los miembros del equipo trabajan en la implementación del plan de acción, es necesario supervisar su rendimiento. Esto implica revisar los progresos y avances que va logrando cada colaborador y cada área en sus tareas.

El seguimiento debe ser continuo para conocer en qué estado se encuentra cada proceso. También para saber si hay equipos que están teniendo dificultades para realizar su trabajo y poder ayudarlos a avanzar. 

Evaluar el desempeño 

La evaluación del desempeño no es el seguimiento del día a día o semana a semana que vimos en el punto anterior. Se trata, más bien, de lo que pasa al final del proceso. Por eso, antes dijimos que los objetivos a definir siempre deben tener un plazo específico. Si se fijan metas a cumplir en 3 meses, la evaluación se realizaría una vez finalizado ese periodo. 

La evaluación se realiza con base en los objetivos planteados en un primer momento. Por ello, se revisa si se alcanzaron las metas y cómo. Quizás en el proceso se realizaron cambios o el trabajador tuvo dificultades. Puede que incluso haya habido demoras. Todo eso se puede ver reflejado en la evaluación de desempeño.

Pero claro, intentar reunir toda esa información de un tirón después de varios meses de trabajo puede ser complejo. Por ello, al comenzar con la implementación de la APO se recomienda definir también qué métodos de evaluación se utilizarán.

Para ello, la tecnología es una aliada clave, dado que puedes aplicar un sistema para medir objetivos de la empresa y colaboradores y hacer un seguimiento del estado del proceso y los resultados. Es decir, que podrás evaluar el ciclo completo de principio a fin teniendo siempre presente los objetivos fijados al principio

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Dar feedback 

¿Qué hacer una vez que tienes información precisa sobre cómo ha sido el desempeño de tu equipo? Es momento de brindar el feedback adecuado. Recuerda que la retroalimentación es una parte clave de la administración por objetivos

Para muchos líderes esta puede ser una tarea difícil, no quieren herir la susceptibilidad del trabajador, ni generar un clima hostil en el trabajo. Tampoco quieren generar inseguridad en el talento. Para evitar todo esto hay algunas prácticas que son clave:

  • Dar retroalimentación siempre en privado, a no ser que estés hablándole a toda una área de trabajo.
  • Si hay un problema que comunicar, céntrate en eso y no en la persona. Incluye soluciones que pueda aplicar el talento para resolver la situación.
  • Respalda todas tus conclusiones con datos certeros. Nuevamente, utilizar un software para definir objetivos y evaluar el desempeño de tus trabajadores es fundamental para poder brindar información precisa al darles feedback.
  • Relaciona todo lo que dices con los objetivos.
  • Escucha lo que el personal tiene para decir. La instancia de feedback es siempre bidireccional y los colaboradores también quieren sentirse escuchados. Además, seguramente tienen algo valioso que decir sobre cómo se sintieron en el proceso. Lo que puede servir para introducir mejoras de cara al futuro. 

Reconocer los logros 

Como mencionamos antes, este método incorpora dentro de sus bases un sistema de recompensas. Este es, ni más ni menos, que un proceso para reconocer y premiar el buen desempeño del talento.

Se trata de una práctica para reforzar los comportamientos deseados en la empresa. En este caso, por la dedicación, el compromiso, la motivación o el nivel de productividad del equipo. 

Las empresas suelen decidir qué tipo de reconocimiento dan en función de los objetivos alcanzados, el área a la que pertenece el trabajador o el impacto de sus logros en los resultados de la compañía, entre otros criterios. Pero también hay organizaciones que implementan sistemas de reconocimientos uniformes. Es decir que todos o la mayoría de los miembros del equipo obtienen la misma recompensa sin importar su jerarquía. 

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Preguntas frecuentes sobre la administración por objetivos

¿Qué beneficios tiene la administración por objetivos?

La APO permite alinear los esfuerzos individuales con las metas de la empresa, mejorar la productividad, fortalecer el compromiso del equipo y tomar decisiones basadas en resultados medibles.

¿Qué empresas utilizan la administración por objetivos?

Compañías como Google, Intel y HP han utilizado este modelo (o variantes como los OKR) para organizar su trabajo y mantener el enfoque en resultados concretos.

¿Cuál es el objetivo principal de la administración por objetivos?

Lograr que cada colaborador sepa qué se espera de su trabajo, cómo contribuye al éxito general y qué metas debe alcanzar dentro de un plazo determinado.

¿Cuáles son las etapas de la APO?

La metodología se desarrolla en fases: definir los objetivos globales e individuales, establecer un plan de acción, seguimiento continuo, evaluar desempeño, dar retroalimentación y reconocer logros. Cada una de ellas es clave para el cumplimiento de las metas.

¿En qué se diferencia la APO de otros modelos de gestión?

A diferencia de enfoques más jerárquicos, la administración por objetivos promueve la participación activa de los colaboradores, el seguimiento constante y la claridad de metas compartidas.

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  • Conocer en detalle su nivel de progreso hacia la meta.
  • Medir los resultados que logra.
  • Darle feedback y reconocer su labor.
  • ¡Hacer todo lo anterior en un mismo ecosistema digital! 

Sin dudas, implementar la administración por objetivos será mucho más simple con un esta clase de software. Pero esta es solo una de sus ventajas. El gran diferencial de este tipo de sistema es el tiempo que ahorra el área de capital humano, la productividad que puede conseguir y, con ello, su efectividad para mejorar la gestión de personal.

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